El sector Naranjos del barrio La Paz se ha transformado en un vibrante escenario navideño, donde la tradición y la unión vecinal se entrelazan para crear una atmósfera mágica. Los residentes de la Diagonal 54C Sur han revitalizado el espíritu navideño con una iniciativa que fortalece los lazos comunitarios: una novena itinerante que convirtió cada noche en una fiesta de barrio.
Por segundo año consecutivo, nueve familias del sector abrieron sus puertas para acoger a sus vecinos en el rezo de la novena. A través de un sorteo, se decide qué casa será el punto de encuentro cada noche, fomentando así la participación de todos y generando un ambiente de cercanía y familiaridad.
"Este mes es el más bonito del año porque nos permite compartir entre vecinos, reconocernos, estrechar lazos", expresa Maritza Guayará, una de las líderes de esta hermosa tradición. Sus palabras capturan la esencia de estas acciones, que va más allá de una simple celebración religiosa.
La música también juega un papel fundamental en estas festividades. Los tradicionales villancicos resonaron en cada encuentro, creando un espacio cálido y festivo. Las voces de niños y adultos se unieron en un coro que celebra el nacimiento del Niño Jesús, reforzando el espíritu navideño, pero los animales de compañía no se quedan atrás pues Maya, Mulán, Luna, Muñeco y Beethoven acompañaron las novenas con atención.
Además del rezo y los villancicos, la novena en el barrio La Paz se ha convertido en una vitrina de la rica gastronomía colombiana. Cada casa anfitriona ofreció una muestra de los sabores típicos de la temporada, con delicias como natilla, buñuelos, tamales, arepas, chocolate y empanadas. Esta costumbre no solo deleita los paladares, sino que también fortalece el sentido de pertenencia y la identidad cultural de la comunidad.
Esta iniciativa es un claro ejemplo de cómo una comunidad puede unirse para crear un "barrio vivo". Al compartir tradiciones, música, comida y momentos especiales, los vecinos de la Diagonal 54C Sur están construyendo un espacio de convivencia y solidaridad. La novena itinerante se ha convertido en un símbolo de unión y un motor para el desarrollo de un tejido social fuerte y cohesionado.
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